En un estudio con 100 pacientes, 25 de los cuales participaron durante dos años, y en el otro 75 que participaron 6 años, el denominador de la tasa de incidencia como número total de pacientes-año expuestos es de 500 pacientes-año [(25 pacientes x 2 años) + (75 pacientes x 6 años) = 50 + 450 pacientes-años].
Si de ente esos 100 pacientes, se observaron 5 incidencias de fractura ósea accidental, entonces el riesgo (proporción) habría sido de 5/100 pacientes o 5%.
Suponemos que el riesgo durante los cuatro años restantes para los 25 pacientes con una participación de dos años no sería diferente de sus primeros dos años o de los 6 años de participación de los otros 75 pacientes.
No obstante, la tasa de incidencia de la fractura ósea accidental habría sido de 5 por cada 500 pacientes-año, o 1/100 pacientes-año. Ello significa que, de promedio, hubo un episodio de fractura ósea accidental por cada 100 pacientes durante un periodo de 1 año de tratamiento cada uno.
Las tasas de incidencia se emplean en muchos estudios epidemiológicos y evaluaciones estadísticas de riesgos que permiten a los investigadores revelar tendencias y comunicar niveles de riesgos.
Los estudios de nuevos fármacos pueden expresar sus conclusiones de seguridad empleando tasas de incidencia basadas en 100 pacientes-años.1